En la actualidad, el término “startup" se ha convertido en uno de los más utilizados en el mundo empresarial, especialmente en el ámbito de la tecnología y la innovación. Sin embargo, a menudo existe confusión y falta de claridad acerca de lo que realmente implica ser una startup. ¿Es simplemente una nueva empresa, o hay algo que distingue a una startup del resto?
La actividad emprendedora en España ha experimentado un significativo repunte en los últimos años. Durante el 2022, el 6% de la población adulta española ha iniciado un nuevo proyecto empresarial, según el Informe GEM 2022-2023.
No obstante, a pesar de este crecimiento en la actividad emprendedora, los expertos sitúan a España como uno de los países con peores condiciones para emprender. De hecho, las motivaciones para emprender en nuestro país siguen siendo menos ambiciosas que en otras naciones. En 2022, 3 de cada 4 emprendedores afirman que emprenden con el objetivo de ganarse la vida debido a la escasez de empleo.
Datos aparte, en este artículo exploramos en profundidad qué se entiende por startup, cuáles son sus características y las diferencias con respecto a otros tipos de empresas.
Normativa: Ley de Startups
Antes de analizar en detalle qué es una startup es necesario hacer mención a su regulación. Hace un año, en diciembre de 2022, se publicó en el BOE la Ley 28/2022, de 21 de diciembre, de fomento del ecosistema de las empresas emergentes, más comúnmente conocida como la “Ley de Startups”.
La principal finalidad de esta ley es establecer un marco normativo específico para el apoyo de la creación y crecimiento de empresas emergentes, es decir, de startups.
Se busca impulsar el ecosistema emprendedor e innovador en España, abarcando diferentes aspectos clave. Su enfoque abarca desde estimular la creación y el crecimiento de startups en el país hasta atraer talento y capital a nivel internacional.
Además, se orienta a fomentar la inversión, tanto pública como privada, en estas empresas emergentes y facilitar la colaboración y conexión entre pequeñas y medianas empresas, grandes corporativos, entidades financieras y centros educativos.
La falta de trabajo en España es la causa por la que el 70% de los emprendedores han iniciado un nuevo negocio.
¿Qué es una startup?
Según la nueva ley, una startup o empresa emergente tiene que reunir las siguientes condiciones:
Ser una empresa de nueva creación, es decir, tener menos de 5 años de antigüedad o menos de 7 años en caso de ser una empresa de biotecnología, energía, industriales y otros sectores estratégicos. Este plazo ha sido bastante criticado, dado que este periodo coincide justo cuando se comienzan a observar resultados positivos.
Que la empresa no haya surgido de una operación de fusión, escisión o transformación de una empresa/s anterior.
Tener la sede social o establecimiento permanente en España.
Que al menos el 60% de la plantilla tenga un contrato laboral en España.
Que la empresa desarrolle un proyecto de emprendimiento innovador y su modelo de negocio sea escalable, esto es, que tenga un gran potencial de crecimiento.
No distribuir ni haber distribuido dividendos, o retornos en el caso de cooperativas.
No cotizar en un mercado regulado.
La encargada de validar que se cumplen todos estos requisitos para ser considerada una startup es la Empresa Nacional de Innovación (ENISA), que dispone de un plazo máximo de 3 meses para hacerlo. Una vez validados, la startup debe inscribirse en el Registro Mercantil o Registro de Cooperativas correspondiente.
Startup: significado Una startup o empresa emergente es una empresa de nueva o reciente creación (menos de 5 o 7 años de antigüedad) que presenta grandes posibilidades de crecimiento y comercializa productos o servicios a través del uso de las tecnologías de la información y la comunicación. |
¿Cuándo una startup deja de serlo?
Hay una serie de supuestos que hacen perder la condición de startup y, por tanto, dan lugar a que estas empresas no puedan aprovechar los beneficios que otorga la Ley de Startups.
En primer lugar, si una empresa deja de cumplir cualquiera de los requisitos mencionados en el apartado anterior dejará de considerarse una startup. Además, si la startup es adquirida por otra compañía que no sea considerada una empresa emergente, también perderá esta condición.
También se dejará de ser una startup si se realiza una actividad que genere un daño significativo en el medioambiente, como sucede con algunas empresas de Inteligencia Artificial, o si el volumen de negocio anual supera los 10 millones de euros.
Por supuesto, también se perderá la condición de startup en el caso de que los socios titulares de la misma hayan sido condenados por algún delito de los que se recoge en la ley (por ejemplo, administración desleal, delitos societarios, blanqueo de capitales, financiación del terrorismo, delitos contra la Hacienda pública y la Seguridad Social, cohecho o malversación, entre otros).
¿Cuándo una empresa es innovadora?
Una startup es innovadora cuando tiene como objetivo abordar un problema o mejorar una situación actual a través de la creación de productos, servicios o procesos nuevos o significativamente mejorados.
La innovación conlleva un riesgo inherente de fracaso tecnológico, industrial o en el modelo de negocio en sí mismo. Es decir, una empresa emergente o startup se caracteriza por correr un alto riesgo de arranque y supervivencia en el tiempo debido a su carácter innovador.
Los criterios en los que se basa ENISA para el análisis sobre la innovación y la escalabilidad de la startup son:
Grado de innovación.
Grado de atractivo del mercado.
Modelo de negocio y sus competidores.
Fase de vida de la empresa.
El equipo que conforma la empresa.
La dependencia de los proveedores, suministradores y contratos de alquiler.
La cartera de clientes.
Beneficios de ser una startup
La nueva normativa propone una serie de medidas administrativas y fiscales más flexibles que facilitan la creación de startups.
Por ejemplo, se eliminan los aranceles notariales y registrales para las sociedades limitadas o se suprime el requisito de obtener el número de identificación de extranjero para los inversores no residentes, exigiendo únicamente el NIF.
También se reduce el tipo impositivo en el Impuesto de Sociedades y el Impuesto sobre la Renta de No Residentes en los cuatro primeros ejercicios, de un 25% al un 15%. Se amplía la base máxima de deducción por inversión de 60.000 a 100.000 euros anuales y el tipo de deducción del 30 al 50%.
Además, si no han transcurrido 3 años desde su creación, las startups no tendrán que disolverse en caso de que las pérdidas sufridas reduzcan el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social.
No obstante, éstas son sólo algunas de las medidas facilitadoras de la nueva ley, ya que se establecen muchas más en el texto de la norma.
Startup y PYME: diferencias
Existen varias diferencias clave entre una startup y una pequeña y mediana empresa (PYME).
Enfoque en la innovación. Las startups están orientadas principalmente hacia la innovación y la disrupción en el mercado. Buscan desarrollar soluciones novedosas y escalables que puedan tener un impacto significativo en su industria o en la sociedad en general. Por otro lado, las PYMEs suelen centrarse en la prestación de servicios o la venta de productos existentes en el mercado, sin necesariamente buscar una transformación radical.
Uso de la tecnología y flexibilidad. Las startups se fundamentan en la tecnología, ya que les proporciona herramientas poderosas para innovar, escalar rápidamente y competir en mercados altamente dinámicos. La tecnología no solo facilita la eficiencia operativa interna, sino que también permite la creación de productos o servicios disruptivos. Además, la tecnología sirve como catalizador para atraer inversores y talento, fundamentales para el crecimiento y desarrollo sostenible de las startups.
Crecimiento rápido y escalabilidad. Las startups están impulsadas por un alto potencial de crecimiento y una mentalidad escalable. Se enfocan en expandirse rápidamente y atraer inversores para financiar su crecimiento acelerado. En contraste, las PYMEs tienden a tener un crecimiento más lento y constante, centrándose en ser rentables y mantener una base de clientes estable. Las PYMEs suelen tener una tasa de supervivencia mayor que las startups.
Modelo de negocio. Las startups suelen experimentar con diferentes modelos de negocio y pueden estar dispuestas a asumir más riesgos. Muchas startups ofrecen sus productos o servicios de forma gratuita o con precios muy bajos al principio para captar usuarios y luego encontrar formas de monetizar su base de clientes. En cambio, las PYMEs suelen tener un modelo de negocio más establecido y buscan generar ingresos desde el principio.
Financiación. Las startups necesitan una inversión significativa para financiar su crecimiento, por lo que suelen buscar capital de riesgo, inversores ángeles o financiamiento público. Por otro lado, las PYMEs a menudo financian su crecimiento a través de recursos propios, préstamos y subvenciones.
Escala global. Muchas startups tienen como objetivo expandirse a nivel global y captar usuarios o clientes en múltiples países. Utilizan estrategias de marketing digital y tecnología para llegar a audiencias internacionales. En cambio, las PYMEs generalmente operan a nivel local o regional y pueden tener un enfoque más limitado en términos de expansión geográfica.
No obstante, algunas empresas pueden comenzar como startups y luego convertirse en PYMEs a medida que maduran y estabilizan su modelo de negocio.
Kommentare